Ayer se celebró el Día Mundial de los Humedales. Hace 40 años en Ramsar, Irán, a orillas del Mar Caspio unos cuantos conservacionistas entre los que se encontraba el profesor Francisco Bernis, fundador y a la sazón Secretario General de la Sociedad Española de Ornitología, firmaron uno de los primeros convenios internacionales de conservación de la naturaleza, la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional más conocida como Convenio Ramsar.
Nada más firmarlo España metió a dos de sus humedales más importantes en el Convenio, los parques nacionales de Doñana y Daimiel. Cuarenta años después son 73 las zonas húmedas incluidas en este listado, pero los dos primeros siguen dando mucho que hablar. El martes, en un desayuno celebrado por Europa Press escuché a la Ministra decir que Daimiel se había recuperado plenamente «gracias a la intervención ejemplar del Ministerio». Pero mucho me temo que la han informado mal. A pesar de los esfuerzos del equipo de Parques Nacionales, si no hubiera sido por las excepcionales precipitaciones de los últimos quince meses, Daimiel no se habría recuperado.
Porque la realidad es que no se han adoptado las medidas que son necesarias para aprovechar esta coyuntura meteorológica tan favorable y restringir los regadíos intensivos que han venido matando el Parque Nacional.
Una historia muy similar a la que se viene denunciando en Doñana, aunque por sus diferentes características y extensión el resultado no haya sido todavía tan dramático como el vivido en Daimiel. Pero los grupos ecologistas, en particular el WWF, llevan denunciado desde hace mucho que los regadíos intensivos del entorno del Parque, en especial los de la fresa, suponen una sangría insostenible del manto freático, además de otros impactos muy considerables derivados de los productos químicos que se emplean. No es el único problema de Doñana, desde luego, pero sí es su principal espada de Damocles.
Muchos otros humedales en España están en peligro, aunque las abundantes lluvias invernales lo enmascaren por un tiempo. Entre ellos destacan las dos joyas levantinas, El Hondo y la Albufera de Valencia, amenazados por la pésima calidad de sus aguas, contaminadas por el plomo de la caza y los vertidos agrícolas y urbanos. Y el Delta del Ebro, por supuesto, cuya subsidencia por falta de sedimentos -retenidos en los embalses de la cuenca- sumada a la subida del nivel del mar como consecuencia del cambio climático, lo colocan entre las áreas costeras con mayor riesgo de desaparición.
En España, como en toda Europa, rige una Directiva Marco del Agua desde el año 2000 que obliga a tomar todas las medidas necesarias para que todas las masas de agua comunitarias tengan «un buen estado ecológico y químico» para 2015, lo cual es evidentemente más urgente aún para aquellas declaradas bajo el Convenio Ramsar. El plazo era de quince años y todavía quedan cuatro, pero es evidente que España no cumplirá dado que no se adoptan las enérgicas medidas que serían necesarias para atajar las amenazas a estos y muchos otros humedales menos famosos.
L@s ciudadan@s que hemos seguido las noticias sobre la situación de las Tablas de Daimiel a través de la prensa, bien sabemos que la Comisión Europea abrió expediente de oficio contra España por la degradación del humedal…(octubre 2009), el propio Ministerio reconoció la gravedad: las Tablas han estado a punto de perderse… compraron algunas hectáreas de las tierras colindantes para evitar regadío…hubo suerte, porque la propia naturaleza ha salvado Daimiel. (de momento)
Pero el problema sigue pendiente y es muy preocupante ver la falta de sensibilidad de la actual ministra de Medio Ambiente
Yo lo que me pregunto es cómo se abordan problemas que tienen una perspectiva de decenas de años con políticos que tienen una perspectiva de cuatro años (como máximo). ¿No debería crearse una especie de «Consejo de previsión futura Económico-Social-Ambiental», una oficina a modo de la del defensor del pueblo, pero más científica, cuya función fuera alertar, de manera activa e independiente, de la falta de perspectiva a medio y largo plazo, de las decisiones-leyes-actuaciones-etc (o falta de ellas) actuales?
Equo es ahora mismo la única corriente de inspiración política que fomenta la ilusión. Esto hay que aprovecharlo, el pueblo, la gente, está desencantada a nivel magrebí, hay que hacerles ver que nosotros jugamos en 3D mientras que los demás partidos están en un plano lineal, por eso la promoción de Equo la debemos hacer todos y debe ser constante. Salud para todos.