La aprobación de los presupuestos de la administración pública es uno de los actos de voluntad de priorización política más importantes. «Obras son amores, que no buenas razones». Aquí es donde se desvelan las verdaderas intenciones de un gobierno. Hoy se han aprobado los presupuestos generales de la Comunidad de Madrid. Casi 19.000 millones de euros que Cristina Cifuentes ha traído a la Asamblea regional con casi cinco meses de retraso, entre otras cosas porque tiene a una diputada díscola que se negaba a venir a votar y la mayoría que sustenta su gobierno es así de precaria.
Pues bien, estos presupuestos para 2017 le dedican al medio ambiente la friolera del 0,27% del total. Han leído ustedes bien, el 0,27%, menos de 52 millones de euros, apenas dos más que en 2016. Para una materia que es competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma, y con el nivel de estrés ambiental y problemas de Madrid, resulta realmente sorprendente.
El 0,27% para un 43% de terreno protegido bajo las distintas figuras regionales, nacionales y europeas, la Red Natura 2000 a la que Cifuentes le acaba de dar una medalla, supongo que por resistir bajo tanta austeridad. Lógicamente este presupuesto a duras penas puede conseguir mantener muy en precario los grandes espacios protegidos -solo los cuatro grandes parques de la región suman casi 120.000 hectáreas, aproximadamente el 15% de la superficie de la región- y alguna de las especies más emblemáticas, como el águila imperial. Pero olvídense de inversiones en la conservación de las grandes zonas de la Red Natura, como los encinares del Cofio y el Alberche, la Sierra Norte pobre, las zonas esteparias entre el Jarama y el Henares, o el valle del río Tajo. Y para qué hablar de las especies en peligro más humildes como los anfibios, los invertebrados o las plantas endémicas en peligro de extinción. Se trata de espacios y especies protegidas sobre el papel. Nada más.
Para que se hagan una idea de cómo funciona la conservación de la naturaleza en la mente de nuestros gobernantes basta decir que una tercera parte del presupuesto del área de medio natural se destina al muy cuestionado Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Tres Cantos: 437.000 euros. Mientras, a los prestigiosos hospitales de fauna mantenidos por Grefa, Brinzal y Rainfer la Comunidad les dedica cero euros. Por cierto que estos centros atienden a muchos más animales (y de forma mucho más profesional y transparente) que el carísimo centro de la administración autonómica. Como término comparativo al águila imperial se le dedican 51.000 euros, mientras que al control de cabra montés (afortunadamente paralizado por el juez) tres veces más, 170.000 euros.
Por ello, desde EQUO y Podemos hemos presentado una batería de enmiendas para intentar mejorar los objetivos de conservación de nuestra Comunidad, lo cual no sería muy difícil dada la desidia ambiental generalizada del PP madrileño. Concretamente, hemos propuesto una línea de subvenciones de 2,5 millones de euros para municipios con terrenos en espacios protegidos, de forma que les ayude a compatibilizar el desarrollo local con la gestión de estos espacios. Además introducimos distintas enmiendas derivadas de distintos acuerdos adoptados en la Asamblea, generalmente con el voto a favor de Ciudadanos, pero que por supuesto al llegar los presupuestos se han olvidado de sus propios compromisos. Se incluyen aquí proyectos para la limpieza y restauración del Parque del Sureste, asolado por escombreras y vertidos ilegales, una red de corredores ecológicos que tienen en cartera en la Consejería desde 2010, un plan de actuación contra especies exóticas invasoras –que es la única enmienda que nos ha sido aceptada e incorporada al presupuesto general-, distintas medidas para mejorar la gestión de la ZEPA del Tajo, de las aves más amenazadas y las necrófagas… Y destacaría nuestra enmienda para la creación de una red de centros de recuperación de fauna silvestre que ponga al infame CRAS en su sitio. Lo destaco especialmente porque esta enmienda viene derivada de una PNL de Ciudadanos defendida con fervor que al llegar los Presupuestos, si te he visto no me acuerdo, como con casi todo.
Otro buen ejemplo es la educación ambiental. La Consejería le dedica a la red de centros bajo su administración algo menos de 2 millones y medio. Aproximadamente 0,38 € por habitante y año. En una comunidad con más de un millón de jóvenes en edad escolar, parece una inversión ciertamente ridícula. Por ello, hemos propuesto una enmienda de reestructuración de este programa dotándole de un millón de euros adicionales que permitiría acercar esa tasa a la de otras comunidades autónomas.
Todavía nos faltarían por describir los otros grandes capítulos ambientales, la lucha contra la contaminación y el cambio climático, y la gestión de residuos. Pero evidentemente con presupuestos tan exiguos poco se puede hacer. En materia de lucha contra la contaminación no hay nada que resaltar más allá de las ayudas a taxis y vehículos de reparto menos contaminantes, de un millón respectivamente. Y en gestión de residuos la futura nueva estrategia no refleja ningún cambio presupuestario reseñable. La Comunidad de Madrid sigue al tran tran en ambos asuntos, así que en estos dos temas tan cruciales para la calidad del medio ambiente será difícil salir del furgón de cola de España y de Europa ni siquiera a medio plazo. Nosotros hemos propuesto la creación de una agencia de residuos que permitiría la coordinación y financiación a nivel autonómico de un nuevo modelo de gestión que tienda al residuo cero y ayude a los ayuntamientos a mejorar sus problemas cotidianos. Y en materia de aire limpio hemos propuesto una modesta línea de subvenciones a la compra de bicicletas eléctricas en línea con el desaparecido plan estatal de fomento de la movilidad eléctrica (MOVEA). Ambas iniciativas han caído en saco roto y ni siquiera han sido dignas de mención por parte del gobierno PP-Ciudadanos.
Si abrimos el foco, esta Consejería se ocupa también de la agricultura y el desarrollo rural, políticas muy importantes para la conservación del territorio y el medio ambiente; hay que tener en cuenta que 100 de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid tienen menos de 5.000 habitantes. Pero resulta que a todo ello se le dedica un 0,22% del presupuesto regional. Y ya es mucho, según el portavoz de Economía del PP en la Asamblea de Madrid, ya que en sus propias palabras, «si no genera PIB para qué vamos a invertir»… Ciertamente el PIB agrario en Madrid representa ahora mismo el 0,025%. En 2002 era el 0,15%, o sea que en 15 años a caído a la sexta parte; pero lógicamente con esta política de práctico abandono de lo rural seguirá cayendo hasta ser nulo. Lo peor encima, es tener que aguantarles el discurso de que estos presupuestos son para sacar al medio rural del abandono secular… al que ellos mismos le han sometido en los últimos veinte años.
Obviamente la Consejería de González Taboada tiene otras competencias muy importantes también, concretamente urbanismo y administración local. Pero sólo el 17,3% de todo el presupuesto de la Consejería de Medio Ambiente, se dedica a agricultura y medio ambiente. Por el contrario, el 19% se destina a operaciones de suelo, y en particular más de 70 millones se van destinadas a una serie de consorcios urbanísticos de más que dudosa utilidad social y económica. Una cifra superior a todo el presupuesto conjunto de los programas dedicados a la protección del medio ambiente. Esto en el marco de la presentación de un proyecto de Ley de Urbanismo y Suelo antisocial, antieconómica y antiambiental que perpetúa el modelo de Gallardón, Aguirre y González de pelotazos y especulación, que llevó a la ruina económica y ambiental a nuestra Comunidad, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Pero de esto hablaremos mucho en los próximos meses.
Por último, en la dirección dedicada a la administración local -que Taboada se trajo a esta Consejería desde Presidencia cuando le nombró Cifuentes- se encuentra ela supuesta gran novedad de estos presupuestos: el nuevo programa de inversiones regionales, sustituto del PRISMA, con un monto de más de 100 millones de euros destinado a la subvención de obras municipales (excluido el Ayto de Madrid). Pero está por ver, primero que este programa se pueda ejecutar en tiempo y forma, dados los malos antecedentes del PRISMA, pero sobre todo que pueda ser un auténtico impulsor del desarrollo en nuestros pueblos y ciudades. Desgraciamente, no creemos que un plan de inversiones sin criterios, prioridades ni objetivos conocidos, sea el plan que nuestra Comunidad necesita. Huele demasiado este PIR al Plan E de Zapatero. Un reparto de dinero a los Ayuntamientos elegidos sin orden ni concierto, en un sistema que además va a penalizar a los municipios en mayores dificultades económicas.
En suma, de 19.000 millones de presupuesto, esta Consejería maneja algo menos de 390 millones, pero al medio ambiente realmente solo se le dedican 52. El 0,27%. Y esta es la auténtica medida de lo que le importa el medio ambiente de la Comunidad de Madrid al gobierno de la Sra. Cifuentes.