Artículo publicado en Madridiario el 28.12.2020
Acaba 2020, un año inolvidable a causa de la pandemia del Covid-19, pero para olvidar en términos políticos en la Comunidad de Madrid. Ha sido el primer año de gobierno de Isabel Díaz Ayuso con Ciudadanos, pero más allá de la novedad de ser el primer gobierno de coalición de Madrid (gracias a Vox), lo cierto es que los resultados del experimento son lamentables, y no solo por haber tenido que enfrentar la crisis del Coronavirus.
Incapaces de hacer un presupuesto en 16 meses, la iniciativa legislativa de Ayuso ha sido prácticamente nula. Una modificación puntual de la Ley del Suelo realizada de forma tan vergonzosa que seguramente será anulada los tribunales y la aprobación prácticamente por decreto de la enésima “universidad” privada son todo el bagaje que Ayuso ha llevado a la Asamblea de Madrid. De hecho, la oposición ha presentado más proyectos de ley que el propio bipartito de gobierno, algo sin duda inaudito. La labor del gobierno es tan penosa que los propios partidos que lo sustentan se han dedicado a presentar propuestas para maquillarla un poco.
Lo que no han faltado en la Asamblea son los desbarres y salidas de tiesto de la presidenta Ayuso, sus famosas «Ayusadas», mucho más preocupada en criminalizar a la oposición y al gobierno estatal que en combatir la pandemia con medidas efectivas, como los rastreadores o los refuerzos en la atención primaria que hemos reclamado por activa y por pasiva, todos los días y a todas horas. Lejos de eso, los ultraliberales de Ayuso, encabezados por Lasquetty y Ossorio se han dedicado a repartir dinero a espuertas a los de siempre mediante contratos de emergencia, pero sin más plan que llenar titulares y hacerse fotos para disimular su completa falta de interés por el refuerzo de los servicios públicos.
Ayuso ha decidido convertirse en el azote de Sánchez y Podemos, aunque para ello tenga que olvidarse de los madrileños a los que supuestamente gobierna. Y no cabe duda que al menos está consiguiendo ser un importante dolor de cabeza y encabezar los noticiarios, día sí y día también. Con ello está consiguiendo arrinconar por un lado a Vox, ya que para Monasterio cada vez es más difícil ser más ultra que la propia Ayuso, y por otro a Ciudadanos, cada día más incómodos en el papel de Don Tancredo, rayando el ridículo de tener que inaugurar un bote de gel en el Metro. Los naranjas sin duda nacieron para ser comparsas de la derecha, pero a este paso morirán sin aportar nada a la política madrileña más que haber servido de soporte a la presidenta más calamitosa de nuestra corta historia autonómica.
En las últimas semanas, la derecha mediática ha salido del ensimismamiento que le provocaban las continuas salidas de tono de Ayuso y han comenzado a ensalzarla sin mesura por sacar a Madrid de la segunda ola antes que nadie. Todo parece indicar que han vendido la piel del oso antes de tiempo, pero es que además no parecen considerar en su peculiar balanza que en Madrid es la Comunidad donde ha habido más casos y más fallecidos por coronavirus y que por el contrario, las estrafalarias medidas adoptadas por el “innovador” equipo del Consejero Ruiz Escudero no han servido para que la economía madrileña se hunda por debajo de todo el resto de Comunidades salvo las archidependientes del turismo Baleares y Canarias.
Todo un logro en un año inolvidable para olvidar.
Alejandro Sánchez
Diputado de Más Madrid-Verdes EQUO en la Asamblea de Madrid