Este artículo fue publicado el 9/12/2021 en Público.es
Hace muy pocas semanas hemos visto en Glasgow cómo expertos, científicos y ONG intentaban convencer a los gobiernos de todo el planeta a emprender acciones de emergencia para no superar el umbral de los 1,5ºC de calentamiento global que consideran como punto de no retorno hacia un cambio climático de consecuencias impredecibles, pero en todo caso catastróficas.
Ese umbral se entiende a nivel global, pero hay muchos lugares donde ya lo hemos sobrepasado ampliamente. Uno de ellos es justamente el puerto de Navacerrada, donde ya estamos 2ºC por encima de la media. Lógicamente, el número de heladas también se ha reducido un 20% y la cantidad de nieve un 25%. En consecuencia, hace ya tiempo que la estación de esquí del puerto de Navacerrada es inviable, y sólo se mantiene abierta a duras penas gracias a la nieve artificial que se aporta a unas pistas situadas en el Monte de Valsaín, propiedad del Organismo Autónomo de Parques Nacionales y por las que la empresa concesionaria viene pagando un canon ridículo desde hace 25 años. Hasta tal punto es esto cierto, que la empresa concesionaria ha dicho que si no puede usar las pistas con nieve artificial, la estación de esquí no puede sobrevivir solo con la nieve que cae de forma natural.
Esto no es nada nuevo. De hecho los cañones de nieve se instalaron en 1994, hace ya 27 años precisamente porque la falta de nieve hacía inviable su existencia. Así que la empresa pública que entonces gestionaba la estación, Deporte y Montaña, realizó una carísima obra que comportó un altísimo impacto ambiental y gran rechazo ecologista. Sí, aún gobernaba el PSOE de Joaquín Leguina, aunque dos años después, Ruiz Gallardón privatizó la estación. Y es a esta concesionaria, cuyo portavoz es el exalcalde de Becerril -también del PP-, a la que ahora se le ha agotado el tiempo.
Curiosamente, fue también Ruiz Gallardón el que procedió muy poco después, en 1999, a expropiar (sí, expropiar, esa palabra “socialcomunista”), desmantelar y restaurar la estación de esquí de Valcotos, a pocos kilómetros de Navacerrada, un lugar que se ha convertido en el corazón del Parque Nacional, y donde todavía se pueden realizar actividades invernales de bajo impacto como el esquí de travesía.
El puerto de los Cotos o del Paular es sin duda el ejemplo a seguir por el puerto de Navacerrada, y desde luego es la solución para el mantenimiento del empleo en los pocos establecimientos que quedan abiertos hoy día. Porque no hay que olvidar que el estado del puerto es lamentable desde hace años, con muchos edificios abandonados, algunos en estado de ruina. En el verano de 2019 (hace solo dos años) la Comunidad de Madrid demolió el histórico Club Alpino Guadarrama, que llevaba abandonado desde hacía 20 años. Por cierto que Ayuso ya había sido elegida, y el Consejero en funciones que fue a hacerse las fotos era Carlos Izquierdo, hoy todavía en el gobierno de la Comunidad.
De hecho, Esperanza Aguirre ya prometió en 2010 una inversión de diez millones de euros para “devolver su esplendor” al puerto de Navacerrada. Nunca se vio allí un euro, aunque afortunadamente sí terminaron el proyecto de restauración de Valcotos.
En consecuencia, se pongan como se pongan, el Partido Popular sabe desde hace más de diez años que la estación de esquí del puerto de Navacerrada tiene muchos problemas de viabilidad por el calentamiento global. La temporada no llega ni a los dos meses completos (la media es de 56 días al año), cuando una estación de esquí alpino a duras penas se sostiene abriendo menos de 120 días. Además Navacerrada tiene otro grave problema, y es que debido a su cercanía extrema a Madrid y la mejora del transporte hoy ya nadie pernocta allí, con lo que su situación no es comparable a otras estaciones de esquí alpino cuyo sector hostelero es boyante (al menos unos meses al año) por ser lugar de vacaciones invernales.
En este sentido, las exageraciones manifiestas que se realizan estos días respecto de los cientos de empleos que se van a perder se desmienten por sí solas. La estación preferida por los esquiadores de Madrid es desde hace tiempo Valdesquí, porque tiene más nieve y mejores pistas, y esa será la alternativa a Navacerrada mientras siga nevando en Guadarrama, que desgraciadamente será cada vez menos por el cambio climático.
En todo caso, el futuro del Puerto de Navacerrada pasa por un plan de restauración y ordenación integral. En primer lugar paisajística, desmantelando los remontes mecánicos y repoblando las antiguas pistas con vegetación autóctona como ya se hizo tan exitosamente en Cotos. Y en segundo lugar urbanística, rehabilitando la urbanización del puerto en la medida que sea posible, derribando los edificios en peor estado y propiciando una gran infraestructura de acogida de visitantes, centrada en los valores ambientales del parque nacional, que no olvidemos que recibe del orden de tres millones de visitas al año. Sin olvidar solucionar los problemas de transporte y aparcamiento que provocan graves problemas de congestión y embotellamientos en un entorno natural especialmente sensible.
Sin duda la actividad invernal puede reconvertirse hacia actividades de bajo impacto, como se ha hecho en Cotos, y desestacionalizar la actividad hostelera y de restauración para enfocarla hacia esos miles de visitantes y turistas que llegan en toda estación deseosos de conocer y disfrutar las maravillas naturales, culturales y paisajísticas de la Sierra de Guadarrama. Este es el auténtico motor económico de la comarca.
Se llama adaptarse al cambio climático, pero el PP y Vox como buenos negacionistas prefieren obviar la realidad y acusar a quien denuncia que el rey está desnudo. Las razones del desmantelamiento evidentemente no son políticas, sino climáticas.
Tanto Ayuso como Mañueco, si en lugar de perder el tiempo confrontando con el gobierno central (propietario de los terrenos, no lo olvidemos), cooperasen para ofrecer alternativas viables al esquí alpino, en Más Madrid-Verdes Equo estamos convencidos de que iríamos mucho más deprisa y llegaríamos mucho más lejos en beneficio de los vecinos y empresarios de Navacerrada. Por desgracia prefieren anclarse a Vox, armar una bulla improductiva y echarle el freno de mano al progreso, incluso incitando a la ocupación ilegal de terrenos públicos que tanto denuncian en otros casos. Como si las pancartas que están encabezando fueran a devolver la nieve a Navacerrada.
Claramente se han salido de la pista y se olvidan de que ¡es el cambio climático, estúpido!