Artículo publicado en pisos.com el 17.02.2016
http://www.pisos.com/noticias/opinion/ley-de-montes-y-especulacion-urbanistica/
En 2006 se introdujo en la Ley de Montes la prohibición de cambio del uso de suelo forestal de los terrenos incendiados en los siguientes 30 años. Esta prohibición venía originada por la constatación de queun alto porcentaje de los incendios forestales están provocados y algunos tenían una raíz claramente especulativa, tratando de influir en el precio y la calificación del suelo.
Sin embargo, en julio de 2015, el Partido Popular aprobó una contrarreforma de la Ley de Montes gracias a su mayoría absoluta, con el acuerdo de UPyD y UPN, la abstención del PSOE y el voto en contra del resto de los grupos de la oposición, mediante la cual se volvió a introducir la posibilidad de que se pudiera construir en terreno incendiado. Las organizaciones ecologistas y las asociaciones y sindicatos de los agentes forestales pusieron el grito en el cieloante este y otros puntos, francamente perjudiciales para el medio ambiente.
La reforma del PP permite ese cambio de uso “cuando concurran razones imperiosas de interés público”, unas razones imperiosas que deben ser prescritas por las comunidades autónomas. Esto aparenta ser un requisito muy excepcional pero, desgraciadamente, ya hemos visto a lo largo de los años quegobiernos de todos los colores han declarado de interés público de primer orden proyectos tan ruinosos como los aeropuertos de Ciudad Real o Castellón, para evitar las condenas ambientales de los tribunales o las denuncias ecologistas a Bruselas.
La polémica ha vuelto este invierno a raíz de los graves incendios forestales provocados en toda la cornisa cantábrica, tradicionalmente libre en esta época del impacto del fuego. Porque, aunque algunos expertos apuntan a la generación de pastos por parte de los ganaderos como la causa principal de esos incendios, no deja de ser una extraña coincidencia que en octubre entrara la ley en vigor y acto seguido se produzca la mayor ola de incendios en el norte de España de los últimos años, y además en invierno.
No se puede olvidar que, históricamente, la especulación urbanística ha motivado algunos de los mayores incendios de nuestro país. Según las estadísticas ministeriales, en el periodo 2001-2010, el 78% de los incendios forestales en España fueron provocados por el hombre, bien por negligencias y causas accidentales o como directamente intencionados.
Evidentemente, en un país asolado por la corrupción, la alarma generada por este tipo de acciones legislativas con objetivos poco claros o incluso contraproducentes está más que justificada. Es legítimo preguntarse qué proyectos tiene en la cabeza el Partido Popular que comportan una reforma tan contestada por el movimiento ecologista y que puede poner en riesgo la lucha contra una de las mayores lacras ambientales de nuestro país, como son los incendios forestales.