No es una pregunta, sino una afirmación. Podemos y debemos luchar contra el cambio climático, también desde Madrid. El futuro de La Tierra se discute estos días en París, pero entretanto todos los países, ciudades y regiones deben poner en práctica la ya vieja sentencia ecologista «Piensa Globalmente, Actúa Localmente». En particular la Comunidad de Madrid aunque solo genera el 6% de los gases de efecto invernadero (GEI) de España, consume el 11,5% de toda la energía eléctrica, actuando así como un sumidero de la energía que se genera (y emite GEI) en otras regiones. Dicho de otra forma, importamos energía y deslocalizamos las emisiones, así que tenemos una gran responsabilidad en los esfuerzos de mitigación para luchar contra el cambio climático.
No es una simple cuestión de solidaridad global. España y Madrid se encuentran entre las regiones más afectadas por el calentamiento global y también por la contaminación atmosférica. La Agencia Estatal de Meteorología calcula que la temperatura media en Madrid puede subir no dos, sino 3,5ºC en invierno, y hasta 7,5ºC en verano, y que las precipitaciones anuales pueden reducirse un 10-20%. Nos acercamos así peligrosamente a un clima árido o semiárido en la mayor parte de la región, con consecuencias imprevisibles que pueden ser catastróficas sobre la agricultura, los paisajes y los ecosistemas de Madrid, y en suma sobre nuestra economía y nuestra salud. Porque este escenario nos aboca a fenómenos extremos que pueden costar vidas, como ya ocurrió desgraciadamente en la ola de calor de 2003, en la que murieron 70.000 personas en Europa, 6.500 de ellas en España según el Centro Nacional de Epidemiología. Por otra parte, la contaminación atmosférica causa más de 20.000 muertos al año en nuestro país.
Hay por lo tanto razones muy egoístas para luchar contra el cambio climático desde Madrid. Y sin embargo, el Plan Azul Plus 2013-2020 de nuestra Comunidad solamente propone el ridículo objetivo de reducir un 10% de las emisiones de CO2 para el año 2020 ¡respecto a 2005! Tan ridícula es la cifra que ya se había cumplido por efecto de la crisis en el mismo momento de la aprobación del plan en diciembre de 2013. Además no establece ningún objetivo cuantificable de aumento de la eficiencia energética, ni de la producción de energía procedente de fuentes renovables, dos de las piezas claves en la política climática de cualquier gobierno responsable.
Así pues necesitamos urgentemente una nueva estrategia de lucha contra el cambio climático en la Comunidad de Madrid, sin esperar a 2020. Hay que iniciar una transición energética que nos acerque paulatinamente a una economía baja en carbono y emisiones e intensiva en empleo. Porque además de su potencial en generación de energías renovables, España ha sido señalada por la Organización Internacional del Trabajo como uno de los países europeos con mayor potencial en crecimiento del llamado empleo verde. El año pasado la OIT publicó un informe en el que calculaba que se podrían crear dos millones de empleos verdes en los próximos diez años en nuestro país.
Mientras tanto, la Comunidad de Madrid con su presidenta Cristina Cifuentes a la cabeza se limita a la típica política de titulares sin contenido real, y desde luego, sin presupuesto. Madrid carece de plan energético desde 2012, y aunque se ha prometido uno nuevo que abarque 2015-2020 la realidad es que a finales de 2015 ni está ni se le espera. Y en el proyecto de presupuesto de 2016 no hay ni rastro del mismo. Entretanto, en Madrid no llega al 2% la energía renovable que se produce, aunque los estudios de Greenpeace señalan que solo con fotovoltaica integrada en edificios se podría cubrir dos veces la demanda.
En consecuencia, ayer hemos presentado una propuesta en la Asamblea de Madrid que salió adelante con los votos de Podemos, PSOE y Ciudadanos y el voto en contra de ¡oh sorpresa! el Partido Popular. En dicha propuesta (Proposición No de Ley en la jerga parlamentaria) reclamamos la puesta en marcha de un Plan de Transición Energética a cinco años que movilice la inversión público-privada en eficiencia energética y energías renovables con el objetivo de transformar el aparato productivo, el modelo inmobiliario y el sistema de transportes ahorrando un 30% del consumo de energía primaria. Este Plan tendría además un impacto muy positivo sobre el empleo, tanto en sectores laborales que sufren el paro asociado al fin de la burbuja inmobiliaria como en sectores profesionales de alta cualificación técnica. En el primer año se podrían crear en la Comunidad de Madrid unos 30.000 nuevos empleos estables, cifra que ascendería a los 200.000 en el periodo 2016-2020, en una región con cerca de medio millón de parados.
Dicho Plan debe sustentarse en dos grandes pilares: el ahorro y la eficiencia energética, especialmente en edificios públicos y viviendas, pero también en el transporte, la industria y los sistemas de distribución eléctrica; y las energías renovables, especialmente la solar.
Proponemos en particular un impulso público a la rehabilitación energética de viviendas y edificios. En Madrid el 80% de las emisiones proceden de los denominados sectores difusos, en especial el transporte y el residencial. Por ello, proponemos la reforma de 90.000 casas al año para abordar el aislamiento térmico, la instalación de sistemas de calefacción y agua caliente eficientes y la iluminación de bajo consumo. También debe impulsar la instalación de energías renovables para el autoconsumo y la incorporación de las tecnologías más eficientes al alumbrado y climatización de edificios públicos. Estas reformas producirán un ahorro de hasta el 80% de la demanda de energía de las viviendas rehabilitadas.
En cuanto al transporte, pedimos la elaboración de un Plan Regional de Movilidad Sostenible de forma participativa y colaborativa con los principales municipios y actores de la sociedad civil de la Comunidad, facilitando la intermodalidad y la electrificación del transporte público, y el fomento de los medios no motorizados (peatonal, ciclista) y colectivos.
Todas estas medidas deben ir acompañadas de un nuevo Plan Regional de Residuos (responsables del 8% de las emisiones de GEI en Madrid, en particular de metano), y un Plan de Adaptación al Cambio Climático que evalúe los efectos sobre la salud del calentamiento que ya estamos experimentando y dote a nuestros servicios de salud de suficientes medios para afrontarlos como recomienda la OMS. En la adaptación de nuestra región es clave también conocer el impacto económico y social de la reducción de precipitaciones y recursos hídricos.
En definitiva, es importante que la Comunidad de Madrid se enganche de una vez a la lucha contra el cambio climático y establezca objetivos y medidas cuantificables y con plazos determinados. Acciones que nos aproximen cuanto antes a una economía descarbonizada y 100% renovable.
No nos quedemos de brazos cruzados mirando a París. Emprendamos el camino. Cambiemos las políticas, no el clima.
Podemos hacerlo. ¡¡Sí se puede!!
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